Sobrecomunicado


(Pálido punto azul, NASA)


Antes de que el mundo pudiera encontrarme, es decir, antes de que existieran los teléfonos celulares, las redes sociales y demás, me parecía divertido estar a la deriva, algo así como una arista imposible. Sólo éramos el tiempo, el espacio y yo. En buena medida, creo que este blog sirvió de faro o púlsar: “estoy aquí”, “sigo vivo”. Siempre supe que tarde o temprano aparecería alguien más del otro lado, en varias ocasiones se hizo presente en la forma de un comentario o de un número en el contador de visitas: para ellos, muchas gracias. 

Con el tiempo, no obstante, me sucedió algo que estoy dispuesto a cambiar a toda costa: el mundo podía saber santo y seña de mí: si visité, comí, viajé, bebí, anduve, fui, llegué, no llegué, etcétera. La idea de sentirme “ubicable” me parece atormentadora, aún cuando al mundo le importe un comino dónde esté. Durante los últimos días, he renunciado a una vida de sobrecomunicación, quizá porque en el fondo aspiro o guardo aún las esperanzas de encerrarme unas semanas, unos meses, ojalá años, y escribir de una buena vez la novela que mi imaginación, mis ganas y algunos lectores merecen. He renunciado a la sobrecomunicación, porque acaso aspiro a ganar lectores no con los tentáculos de la propaganda ni la autopromoción (así definiría a las redes sociales, como autopromociones), sino con el encuentro de un sincero ejercicio de escritura y un desinteresado, cuando no azaroso, esfuerzo de lectura.

Durante años he sentido que las letras me han abandonado, y más de una vez acepté resignadamente tal destino; sin embargo, vuelven y exigen todo de mí. La escritura se ha vuelto en el único vínculo que tengo no sólo con los lectores (hipotéticos, imaginarios, contados, pasados, futuros); la escritura es el único vínculo que tengo con el mundo, que dice “estoy aquí”, “sigo vivo”.

Comentarios

Brenda Lezama dijo…
Fui tu alumna en una época en la que me era imposible aprender, ahora tu fiel lectora. no se por que me identifico contigo , solo se que te busque y encontré la manera de conocerte. leyéndote.
Anónimo dijo…
Muchas gracias por leerme. Prefiero, sin duda, que seas mi lectora a mi estudiante. Ser lector es un acto de libertad. No dejes de leer nunca.

Entradas populares