Melancolía, tristeza, suicidio


Volvieron a mí las ganas de quitarme la vida. Nunca he hablado de este tema hasta ahora. Se trata de un velo que cubre tus ojos, sobre el cual se proyectan decenas de posibilidades de muerte: desde las más simples, hasta las más elaboradas. Todas tontas, inútiles, cobardes, egoístas. Es simplemente un momento de debilidad en el que quisieras que las cosas fueran de otra manera; regresar, por qué no, el tiempo y tomar otra opción, aquella colmada de dudas, presión, o aquella que tomaste porque se trataba de lo que seguía, como el dos sigue al uno. No hay mayor soledad, en medio de objetos ociosos, que un buen día dejarán de cobrar sentido. 

Y, sin embargo, aquí sigo, dándome ánimo con las palabras: las únicas que no esconden su falta de verdad. 


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