Serpientes y escaleras



Una expresión de un nuevo amigo me hace pensar en la lógica que le hemos adjudicado a la vida. Con frecuencia se emplean antítesis para expresar los “logros” y “fracasos” de la existencia: sima y cima; la rueda de la fortuna que asciende y desciende, donde el ascenso es positivo y el descenso negativo, donde los logros están arriba y los fracasos abajo, etcétera. Se habla, por aquí y por allá, de “tocar fondo”, de subir la montaña del “éxito” y cosas así. Los versos de Carmina Burana (“Oh fortuna, / velut luna, / statu variabilis, / semper crescis / aut decrescis”, que se traducirían como: “Oh, Fortuna, como luna, de estado variable. Siempre creces y decreces”) ejemplifican esta idea. Por fortuna, la vida es más que subir o bajar; el éxito es, más que un plano cartesiano, una vaga idea mental que, por cierto, erradiqué de mi vida desde que leí ese maravilloso diálogo de Anquises, el padre de Eneas: “Disce, puer, virtutem ex me verumque laborem, / Fortunam ex aliis”, que Bonifaz Nuño traduce: “Aprende, niño, de mí el valor y el verdadero trabajo; de los otros, la fortuna” (Eneida, XII, 435 – 436). Es decir, el éxito, estoy casi seguro de ello, no depende muchas veces de la virtud, sino de circunstancias favorables y, sí, quizá de un poco de talento. Si Jesús hubiera nacido a kilómetros y kilómetros de Belén, otro gallo hubiera cantado a Pedro.
            Debo a Françoise Perus la idea de que la cultura es espesor. Incluso una sola persona, por más “simple” y “sencilla” que parezca, está llena de intrincadas conexiones en 3D, por decir cualquier cosa, que sería imposible definirlas. Esbozo una sonrisa con estudios académicos como “La ideología de…”, “La identidad de…” No tengo la menor idea de qué van esos sustantivos, planos y más planos reducidos a X y Y. Conviene aquí recordar que la distancia más corta entre dos cuerpos es una línea curva, no una línea recta, pues ésta sólo depende de dos dimensiones. Escher no perderá en un buen rato su certeza.  

            He subido y bajado escaleras, he tomado senderos curvos que, con perdón de Borges, anulan no sólo la izquierda o la derecha, sino una gama viscosa de opciones que ni las probabilidades puede explicar. ¿En verdad ascendemos y descendemos?, ¿cada que tomamos un avión estamos arriba?, ¿cuando tomamos el subterráneo estamos abajo? Hemos inventado referencias espaciales y temporales, porque, de no haberlo hecho, estaríamos perdidos. 


Comentarios

Entradas populares