Lo Uno y lo Múltiple



(Alumnos del IPN que participaron en el Robotchallenge 2015)


De los problemas que atañen al pensamiento ocioso o filosófico, ninguno me ha consternado tanto recientemente como el par de palabras motivantes e inútiles de lo Uno y lo Múltiple. Creo ver en este juego de singularidad y multiplicidad (o suma de singularidades) un problema de nuestro tiempo (que podría parecer humanístico, pero que al final nos incumbe a todos, sin importar la formación o no formación de algún tipo). Me explicaré en términos deportivos, para luego caer en otros terrenos.
      Los Juegos Olímpicos han sido desde siempre una oda al individualismo, la fortaleza, la velocidad y demás virtudes especialmente físicas de una persona. Argumentará más de un lector que también hay competiciones que se basan en el trabajo en equipo; responderé que pocos recuerdan los nombres de los tres (conocemos a uno muy bien: Bolt) relevos de Jamaica en el 4 x 100.[1] Nuestra mente o memoria o lo que sea que guarde información en lo que llamamos nuestra vida, tiende a recordar singularidades, no multiplicidades o singularidades difuminadas. Sabemos con certeza que los equipos de Cuba y Brasil de voleibol de sala son garantía, sin importar quiénes o qué singularidades conformaban o conformarán dicho equipo; pero seguimos valorando las virtudes de un solo atleta por encima de aquellos. Michael Phelps pasará a la historia no necesariamente por sus medallas colectivas que brazada a brazada forjó con el resto de sus compatriotas nadadores, sino por el hecho de que un solo hombre haya tenido más victorias que casi la mitad de los países participantes.
        ¿Por qué? La explicación me parece obvia. Creo que en el fondo, todos (la multiplicidad) sueña despegarse de ella, convertirse en único, aspira a lo Uno. No por nada estamos a punto de olvidar (si no es que ni siquiera los conocimos de verdad) los nombres de 43, más aún después de la trágica muerte de un solo luchador. (No quiero que se me malinterprete. Supongo que toda muerte es dolorosa, pero 43 resulta inconcebible -promueve el olvido.)
       En las redes sociales hay una marabunta de personas que insisten en su singularidad, pese a que nuestros gustos son compartidos por miles o miles de miles de personas. He escuchado a más de uno jactarse o, dicho de manera eufemística, decir que tal grupo de música “no son tan conocidos”, quizá con la intención de marcar diferencia entre la masa que lee y escucha y hace cosas como el resto de la gente hace, y él o ella.
  El riesgo de las singularidades, no obstante, es latente. Yo crecí con el mito (no hay otra palabra más cercana a esa realidad) de Lance Armstrong. Era algo menos que Dios.[2] Pero así como lo vi ascender al menos un par de veces en la montaña, lo vi descender también: los siete tours echados a la borda, el dopaje, la entrevista, la confesión.[3] Dicho sea de paso, una cantidad impresionante de fans se niega a aceptar la trampa y, por qué no, la burla. Aceptarlo, sería derruir de alguna forma la creencia de que los héroes existen; suponer que Jordan jugó todo el tiempo en solitario contra la NBA completa o que Maradona era la Argentina de cabo a rabo. El riesgo, pues, está en hacer nuestra aquella frase de Vince Lombardi: “Ganar no es lo más importante, sino lo único”.
 ¿Y qué hay del otro lado? Olvido o, más bien, anonimato, pues el olvido sólo pertenece a las mentes cansadas o a una especie de mente famélica sin evolución. Por ello las escuelas de gimnasia y clavados chinas son tan criticadas, porque crean moldes, no personalidades. Pero este sistema de escuelas completas o generaciones completas de atletas de alto rendimiento hasta intendentes, cuyos nombres serán olvidados, permanecerán en buena medida no en fotos ni en suéteres amarillos en una sala, sino en presentes que resisten la fuga, en nuevas generaciones incólumes al tiempo.
  Paso al asunto del saber, esa cosa que llamamos educación. Creo que a estas alturas es evidente desterrar por completo de nuestro vocabulario palabras como éxito, la escalera al triunfo y esas terminajos. Tal vez deberíamos intentar esta otra perspectiva, que ha hecho perder medallas a raudales a países como Finlandia en los Juegos Olímpicos, pero que en términos educativos, a juzgar por las notas de otros países europeos, no provoca menos que “envidia”. Aquí un par de preguntas a Jari Lavonen, decano de Helsinki:

Reportero (R): Pisa aporta datos valiosos. Pero, ¿hacer un ranking de sistemas educativos tiene sentido? ¿Es posible comparar las escuelas de dos sociedades tan diferentes como la coreana y la mexicana[4], por ejemplo?
Jari Lavonen: Quizás no. No debemos olvidar que el informe Pisa es un proyecto de la OCDE, y que esta organización tiene una visión determinada del progreso. Ellos dicen: aquí tenemos petróleo, aquí minerales, y aquí trabajadores cualificados. Miran en qué países hay suficientes trabajadores cualificados para instalar empresas y fábricas, para invertir. Y el ranking de Pisa es un efecto colateral de esta visión.
R: En España, el ranking de Pisa se vive como el sorteo de la Champions League. 
JL:
A nosotros, pese a que salimos bien, no nos gustan los rankings. No publicamos rankings de escuelas ni de universidades. No buscamos competición, sino colaboración.[5]

        Como siempre, en estos casos, en los que el tema me avasalla, pues implica una abstracción mayor que rebasa mis propios límites, me gusta recurrir a Asimov, siempre al pendiente de intereses comunes. En este caso, creo haber encontrado un ejemplo de monarca que supo unir lo Uno y lo Múltiple en su humanidad. Al hablar de un rey persa, escribe Asimov:

también reorganizó las finanzas, estimuló el comercio, puso en orden el sistema de impuestos, acuñó moneda y estandarizó los pesos y medidas. En suma realizó pocas acciones espectaculares, de esas que dan gran fama, como marchas militares, asedios y conquistas, y muchas de esas acciones monótonas y poco románticas, que dan prosperidad y felicidad a un país.[6]
           





[1] En un titular se lee: “Bolt y Jamaica cierran los campeonatos sumando medallas de oro en los relevos 4x100”, en http://www.rtve.es/deportes/20130818/bolt-jamaica-suman-otro-oro-relevo-4x100-masculino/740200.shtml
[2] Para quien lo dude, aquí el video:

[3] Para quien lo dude, aquí el video: 
[4] ¡Órale, órale, sin ofender al turismo!
[6] El Cercano Oriente, pp. 152 – 153.

Comentarios

Anónimo dijo…
Muy bien

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