Sobre Batman de Nolan

Ahí tienen a un político que es entrevistado por cualquier reportero en su día de suerte. -Licenciado, dígame cuatro nombres de héroes nacionales que admire. El licenciado responde: -José, María, Morelos y Pavón.

Un niño de escasos años, que oía el chiste, se rió y dijo para sus adentros que el político era un imbécil, pues él conocía al menos cinco o seis nombres, no de héroes nacionales -cosa fácil-, sino de super héroes de toda la vida. Spiderman y Batman eran los primeros.

Como muchos, fui seducido por la figura de Spiderman y aquello que lo rodeaba: Mary Jane, su habilidad como fotógrafo, el jefe que lo despide y lo contrata de nuevo, que sobaja su labor y la desprecia al punto de admirarla, etc. Pero todavía creo que Batman no tiene comparación. La razón es muy sencilla: se trata de un hombre sin "poderes" o capacidades diferentes, extraordinarias, quiero decir. Hasta su "pareja sentimental", digamos, es más inteligente que el resto, pues prefiere que Batman tome por completo a Bruce Wayne, que el símbolo prevalezca sobre todas las cosas.

Bien. Hoy que me contaron el chiste del político, que el niño intervino y me hizo recordar a mis héroes favoritos y que TNT transmite por enésima vez Batman inicia de Nolan en este preciso momento, me pareció necesario dar a conocer una de las tantas cosas que me han consternado desde hace años sobre las dos primeras películas de Batman. Dicho sea de paso, pensé que en la tercera el asunto se iba a resolver o decantar. Quizá fue así, quizá mi decepción de la tercera parte me ha cegado por completo, quizá Nolan dejó alguna marca que estoy destinado a descubrir más tarde o nunca.

El asunto es el siguiente. En la primera parte, Batman inicia (o Batman comienza), la Liga de las Sombras pretende quemar Ciudad Gótica (Dios y Sodoma). Lo habían intentado ya, pero el padre de Bruce no lo permitió del todo. Al propio Bruce le toca este nuevo intento, que es comandado por la idea de Ra's al Ghul. Finalmente al empresa de este 'demonio' falla. Batman emerge victorioso con la música de Zimmer de fondo.

La vitoreada segunda parte complica las cosas, especialmente por una historia que Alfred cuenta a Bruce. Citaré otro blog donde recuerda de mejor manera la escena:


En la primera película de la trilogía, Ra's Al Gul le enseñó a Bruce Wayne que los villanos no son complicados, simplemente uno debe averiguar lo que buscan y evitar que lo obtenga. Pero con el payaso príncipe del crimen, Batman no logra entender su móvil, ya que ataca a todo y a todos, creando un estado de caos total en la ciudad. Cuando Alfred ve que Bruce no puede entender al Guasón, le cuenta una anécdota, donde él estaba trabajando con un gobierno local en Burma. Ahí, cuenta Alfred, compraban la fidelidad de los líderes tribales al sobornarlos con piedras preciosas. Un día, un ladrón asaltó las caravanas y robó dichas piedras. Después de buscarlo por varios días y no encontrar a nadie que les pudiera decir dónde hallar al bandido, Alfred vio a un niño jugando con un diamante, entonces entendió que el ladrón no buscaba dinero: "Algunos hombres sólo quieren ver al mundo arder".       
Cuando las cosas se ponen peores, Rachel muere, Harvey Dent queda desfigurado, la gente pide la cabeza de Batman, etc. Bruce le pregunta a Alfred cómo habían atrapado al ladrón, a lo que el mayordomo le responde: "quemamos el bosque entero" (1) 

La idea me parece sumamente productiva. No me importa la solución "casi milagrosa" en la que Batman logra salir "avante" (con dos pérdidas sentidas). Me interesa destacar la verdadera solución, la única posibilidad a la que Batman podía aspirar, aquella que Ras había ensayado en la primera parte. 


Daré un salto mortal de la ficción a la realidad, espero justificarlo. Alguna vez, en este blog, aseguré que la ficción es ínfima comparada con la realidad. Es decir, que la ficción, por muy ficciosa que sea, no se comparará nunca con la realidad. Hoy lo corroboro. 


El otro día leí en El cercano oriente de Asimov el origen, crecimiento y dominio de los haschischin, de donde viene nuestra palabra asesino. De esto hace cientos y cientos de años. Este grupo de asesinos sembraban el pánico de una manera particular: atacaban a los líderes de los pueblos de ese "cercano oriente". Dice Asimov que durante más de cien años, ningún gobernante durmió tranquilo. Pues bien, esta plaga, esta secta, esta Liga de las Sombras, solamente fue exterminada por un grupo todavía más poderoso y más cruento que ellos mismos: los turcos. Estos últimos, fueron derrotados por ese otro enemigo común de las dinastías: el tiempo. 

Pues bien. Tanta violencia y tantas cosas inexplicables me hicieron pensar en México, pues México padece ambas plagas: la plaga de los "asesinos" y la plaga "guasoniana", muchas veces en un mismo paquete. Ya tuvimos nuestro Ras región 8, un sujeto que intentó atacar "frontalmente" a la mafia. Y hubo pérdidas, bajas significativas. ¿Qué nuevo idea vendrá ahora?, ¿es preciso comenzar a construir la hoguera? 

Para quienes crean que esta idea es sumamente descabellada, inútil, temerosa, de cobarde, lo invito a que "valientemente", "batmaniamente" conozca, acompañe, a quienes días y noches, sin ser gobernadores ni emperadores, apenas "dueños" de su vida, sufren de las múltiples caras de los haschischin o la destreza e ironía del Guasón, que, con un par de balas, le da forma al caos. 




(1) http://elblogdeemsk.blogspot.mx/2012/10/mejores-momentos-de-batman-quemando-el.html

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