Zyanya
Por más que me apresuro, el espacio no se altera. El tiempo, algo menos que puntual, retarda también los fines de semana. La vida antepone esa mala costumbre de los hombres llamada trabajo. Pero aún así te pienso.
Ahora mismo debería ser otro, y no el que califica, no el que revisa, no el que mueve las preguntas para que los exámenes "sean" otros, no el de las comas ni los puntos ni las comillas, no el que va y viene; sino aquél que debería estar lo más cerquita de ti.
Pese a todo, debes saber que gobiernas los recovecos y las salas mayores mi pensamiento; las líneas de los libros de ciencia que no entiendo y otros más de literatura; los exámenes reprobados; el cansancio de mis ojos y la inercia de mis pies; los espacios repletos de trivialidades; mi tiempo marchito que exprimo hasta el último suspiro.
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