Peña VS AMLO
O, lo que es lo mismo: good bye, Josefina.
No es seguro, lo sé, pero parece, según la encuesta GEA/ISA (misma que, por cierto, le "atinó" hace un año y creo que salió bien librada en el análisis de Zuckermann [http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulov2print&Article=2102593]), que Obrador se les coló en la contienda. No voy a repetir lo que creo expresa muy bien Ciro Gómez Leyva en su columna de hoy (http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9145166), sólo quiero decir que para mí siguen siendo insuficientes los discursos (lentos o no; fluidos o no; con gritos o no; con faldas o pantalones, qué importa) de todos los candidatos en cada reporte que sale en los noticiarios. O los reporteros se centran en nimiedades o los discursos son realmente poco atendibles. Me gustaría escuchar frases inteligentes, esto es, dubitativas pero sinceras; propositivas hasta sobajarlas a la pragmática.
Un ejemplo. Recuerdo que en "Atando cabos" retomaron la postura de Peña Nieto frente a las drogas en uno de sus tantos discursos, de esto hace ya unos días. No estaba Maerkel, pero sí Moreno (http://www.animalpolitico.com/) y el otro colaborador de los lunes que olvido su nombre. Peña Nieto aseguró que la legalización de las drogas no era la solución, pues en los países donde algunas de ellas se habían legalizado, la empresa había fracasado. De inmediato el colaborador de Maerkel explicó que lo dicho no era tan cierto, pues..., y citó casos específicos en donde existían números favorables al respecto. Poco después, José Yuste corroboró lo dicho por éste último, y pidió un poco de responsabilidad a los candidatos al dirigirse al público sobre ciertos temas. En fin. Este caso ilustra lo "desinformado" de Peña Nieto y, en especial, la falta de un criterio no sólo propio, único (necesario, sin duda), sino abierto.
Andrés Manuel tiene otro tanto, o un poco más, en especial con respecto de algunos medios. Por ello a veces comprendo la actitud de periodistas como Ciro Gómez Leyva. AMLO no deja de repetir un discurso gastado, arquetípico. No está mal, incluso creo que tiene razón en algunos momentos; pero darle el beneficio de la duda a periodistas como los de Milenio, por ejemplo, no lo hace más débil; es más, ni siquiera lo pone del otro lado, del lado que tanto critica y tema. Las contradicciones son propias del hombre, pero suelen confundirse con lo opuesto, con la antonimia. No es así. La contradicción implica algo más complejo o, en todo caso, un proceso de reflexión. Las cosas opuestas serán siempre opuestas: negro, blanco, etc. Andrés Manuel López Obrador suele ubicarse unas veces del lado "siniestro", otras por supuesto del "diestro", pero nunca admite una contradicción. ¿Qué más contradicción (y no opuesto, aclaro, y que se entienda bien) que la república amorosa frente al cierre de Reforma?
Un ejemplo. Recuerdo que en "Atando cabos" retomaron la postura de Peña Nieto frente a las drogas en uno de sus tantos discursos, de esto hace ya unos días. No estaba Maerkel, pero sí Moreno (http://www.animalpolitico.com/) y el otro colaborador de los lunes que olvido su nombre. Peña Nieto aseguró que la legalización de las drogas no era la solución, pues en los países donde algunas de ellas se habían legalizado, la empresa había fracasado. De inmediato el colaborador de Maerkel explicó que lo dicho no era tan cierto, pues..., y citó casos específicos en donde existían números favorables al respecto. Poco después, José Yuste corroboró lo dicho por éste último, y pidió un poco de responsabilidad a los candidatos al dirigirse al público sobre ciertos temas. En fin. Este caso ilustra lo "desinformado" de Peña Nieto y, en especial, la falta de un criterio no sólo propio, único (necesario, sin duda), sino abierto.
Andrés Manuel tiene otro tanto, o un poco más, en especial con respecto de algunos medios. Por ello a veces comprendo la actitud de periodistas como Ciro Gómez Leyva. AMLO no deja de repetir un discurso gastado, arquetípico. No está mal, incluso creo que tiene razón en algunos momentos; pero darle el beneficio de la duda a periodistas como los de Milenio, por ejemplo, no lo hace más débil; es más, ni siquiera lo pone del otro lado, del lado que tanto critica y tema. Las contradicciones son propias del hombre, pero suelen confundirse con lo opuesto, con la antonimia. No es así. La contradicción implica algo más complejo o, en todo caso, un proceso de reflexión. Las cosas opuestas serán siempre opuestas: negro, blanco, etc. Andrés Manuel López Obrador suele ubicarse unas veces del lado "siniestro", otras por supuesto del "diestro", pero nunca admite una contradicción. ¿Qué más contradicción (y no opuesto, aclaro, y que se entienda bien) que la república amorosa frente al cierre de Reforma?
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