¡Qué bello abril!

Abril es horrible, como horribles las horas que presagian el llanto o la almohada que se queda sin que le cuenten sueños. De todos los meses, ni siquiera noviembre es digno de existir, menos diciembre que del nacimiento sólo la muerte existe: un año que se va sin saber a dónde, sin temer a dónde.

Vivir exige demasiado y temo que pronto el destino tire del gatillo o quizá esfumarme bajo la lluvia, derretirme de gotas y quizá terminar en el alcantarillado de una ciudad tan inmunda como ésta. Qué horrible es abril y qué tan amargos son sus días. Ni tú ni abril hacen primavera, ni las flores conmueven del todo, ni siquiera el consuelo de la muerte que acecha como un segundero.

Ya no más abril, ya estoy cansado de terminar los meses sin que ellos terminen por completo conmigo, ¿porque quién sino el tiempo dejará que la vida se acabe? Dejará que la vida..., porque la vida no es el tiempo, abril marchito, tiempo que corre; la vida "es", un simple nexo entre sujeto y predicado nominal, una pasada envuelta por silencios y espacios sin definir. ¿Por qué entonces el mundo y los detalles y los recuerdos y los comentarios "poéticos" que llenan las fotos de tipos imbéciles que esperan una sorpresa, una felicitación, un reconocimiento, para que en medio de la vida no se sientan vacíos o vanos?

Qué bello abril y qué bello el mundo sin sentido, y qué bellos los lunes de trabajo y los viernes de fiesta, qué bella la vida urgida de significados y descansos y levantarse temprano y tener que amar y quizá tener hijos para que ellos disfruten los abriles que nunca tuviste...

Comentarios

Anónimo dijo…
No es el hecho si no la consecuencia de los sentidos lo que da forma a la vida, y el sentimiento de pertenencia nunca encontrado es el reclamo al dios, o diablo tal vez, por hacer del hombre un objeto donde experimentar los sentimiento . . . El caos !!! ¿no crees?

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