El mundo es enorme
El mundo es enorme, quien lo dude, salga por las calles de la Ciudad de México a partes que nunca antes había visitado o salga al interior de la República, adéntrese, por ejemplo, a la sierra de Guerrero y encuentre los caminos por los que Lucio transitaba.
Para quienes dicen que "el mundo es pequeño", que "el mundo es chiquito", seguramente es porque SU mundo lo es. Me explicaré. Ahora que el internet está de moda, me pregunto quién en este momento consulta mi blog (todavía -por fortuna- es un recoveco de la red, punto ciego de lectura); casi puedo jurar que pocos en México están revisando en este momento la página de Gutenberg Project o de Lyra Minima. Antes bien, revisan su correo, escriben un comentario en su Hi5, chismean en su Facebook; es decir, reducen el mundo a unas cuantas páginas y la creación completa es vana.
¿Y qué decir del universo? Parece que sólo el seis por ciento del universo se conoce, y conocer es un término impreciso, debe ir entre comillas; el resto lo ignoramos. De verdad me conmueve hasta la lágrima ver cómo la gente pasa sus horas enclaustrada en el internet de "entretenimiento". En ese sentido, sin duda, el mundo es muy pequeño, es chiquito, ínfimo; pero siempre en la medida de las personas y de su visión. ¡Qué lástima, qué reduccionista, qué porquería de embudo hemos creado!
No está de más decir que los videntes, los genios, tienen una perspectiva o un horizonte de perspectiva, por citar medianamente, amplio, de profundidad. Salimos de casa, trepamos al Metro, trabajamos, regresamos, comemos, dormimos y en ese solo instante de un día el universo sigue moviéndose a pesar de nosotros. Los hombres que VIVEN su vida, se mueven con él. Los primeros son actores ocasionales; los segundos, secundarios y principales; los primeros construyen la grandeza de los segundos.
Para quienes dicen que "el mundo es pequeño", que "el mundo es chiquito", seguramente es porque SU mundo lo es. Me explicaré. Ahora que el internet está de moda, me pregunto quién en este momento consulta mi blog (todavía -por fortuna- es un recoveco de la red, punto ciego de lectura); casi puedo jurar que pocos en México están revisando en este momento la página de Gutenberg Project o de Lyra Minima. Antes bien, revisan su correo, escriben un comentario en su Hi5, chismean en su Facebook; es decir, reducen el mundo a unas cuantas páginas y la creación completa es vana.
¿Y qué decir del universo? Parece que sólo el seis por ciento del universo se conoce, y conocer es un término impreciso, debe ir entre comillas; el resto lo ignoramos. De verdad me conmueve hasta la lágrima ver cómo la gente pasa sus horas enclaustrada en el internet de "entretenimiento". En ese sentido, sin duda, el mundo es muy pequeño, es chiquito, ínfimo; pero siempre en la medida de las personas y de su visión. ¡Qué lástima, qué reduccionista, qué porquería de embudo hemos creado!
No está de más decir que los videntes, los genios, tienen una perspectiva o un horizonte de perspectiva, por citar medianamente, amplio, de profundidad. Salimos de casa, trepamos al Metro, trabajamos, regresamos, comemos, dormimos y en ese solo instante de un día el universo sigue moviéndose a pesar de nosotros. Los hombres que VIVEN su vida, se mueven con él. Los primeros son actores ocasionales; los segundos, secundarios y principales; los primeros construyen la grandeza de los segundos.
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