Anastacio Hernández
I
Estoy confundido. A decir verdad, casi todo el tiempo lo estoy. Quienes suponen la existencia de una raza superior tal vez no se equivoquen, tal vez haya algo de verdad en su razonamiento. Yo mismo he dicho que habitantes de otros países son inferiores a los mexicanos (mexicanos que discriminan y son discriminados). Y parece que a lo largo de la historia no somos el único pueblo que siente esta diferencia, que miramos casi siempre para arriba y disfrutamos cuando vemos para abajo. Sin embargo, esta suposición en su mayoría es producto de circunstancias. Si existen de verdad razas o países superiores en estos tiempos, es sólo cuestión de circunstancias, de poder, de oportunidad.
Incluso Héctor, bajo ciertas circunstancias, pudo haber sido el asesino de Aquiles. Qué es el hombre sino una maraña de castas, una enredadera de tez negra, cabellos rubios, estatura baja. Quienes aseguran que su raza es superior y que tienen derecho a abusar de su poder, sólo bajo las circunstancias del dominado comprenderían que se equivocan.
II
La muerte de Anastacio Hernández me tiene confundido. Pero confundido es poco: encabronado, emputado, con los nudillos ardiendo; pero también con las manos vacías, con el ánimo desgastado, con la esperanza rota. ¿Qué podemos hacer?, ¿qué debemos hacer? Este caso es la representación de lo que sucede en todo el país. Un abuso de poder y de circunstancias. ¿Cuántas veces tendrá que ver el mundo la muerte de Anastacio para considerar los lamentos, los gritos de quien está sometido y pide clemencia? Los seres humanos tenemos derecho a morir de manera digna. Anastacio no muere así, muere por razones ajenas, heredadas, por un destino maldito de este lado. Incluso si todos los agentes se condenaran a muerte, esas muertes serían más dignas que las de Anastacio.
Una mala jugada, una superioridad mal entendida, una mentada de madre a la humanidad, un pequeño error para los políticos, un golpe bajo para quienes vemos el video con indignación y coraje, así fue la muerte de Anastacio.
¿Qué debemos hacer? ¿"Alzar la voz", como lo han hecho los gobernadores fronterizos, que sólo "exhortan" y "expresan su indignación"; "condenar", como lo hace el presidente Calderón desde Sudáfrica; salirse por la tangente como lo hace la Cancillería mexicana que se toma el tiempo en justificar, a través de un boletín absurdo, el viaje de Calderón; salir a las calles y escribir con letra bonita "no más violencia"; entrevistar a los representantes de los derechos humanos; realizar un boicot ahora con todo Estados Unidos; escribir en un blog y difundir los videos del momento en que muere Anastacio; poner la otra mejilla; tomar venganza?
Nada, es cierto, le regresará la vida a Anastacio; y de nada, es cierto también, servirá todo lo anterior para que la violencia cese. Pero si nada de lo anterior sirve, ¿entonces qué?
Estoy confundido. A decir verdad, casi todo el tiempo lo estoy. Quienes suponen la existencia de una raza superior tal vez no se equivoquen, tal vez haya algo de verdad en su razonamiento. Yo mismo he dicho que habitantes de otros países son inferiores a los mexicanos (mexicanos que discriminan y son discriminados). Y parece que a lo largo de la historia no somos el único pueblo que siente esta diferencia, que miramos casi siempre para arriba y disfrutamos cuando vemos para abajo. Sin embargo, esta suposición en su mayoría es producto de circunstancias. Si existen de verdad razas o países superiores en estos tiempos, es sólo cuestión de circunstancias, de poder, de oportunidad.
Incluso Héctor, bajo ciertas circunstancias, pudo haber sido el asesino de Aquiles. Qué es el hombre sino una maraña de castas, una enredadera de tez negra, cabellos rubios, estatura baja. Quienes aseguran que su raza es superior y que tienen derecho a abusar de su poder, sólo bajo las circunstancias del dominado comprenderían que se equivocan.
II
La muerte de Anastacio Hernández me tiene confundido. Pero confundido es poco: encabronado, emputado, con los nudillos ardiendo; pero también con las manos vacías, con el ánimo desgastado, con la esperanza rota. ¿Qué podemos hacer?, ¿qué debemos hacer? Este caso es la representación de lo que sucede en todo el país. Un abuso de poder y de circunstancias. ¿Cuántas veces tendrá que ver el mundo la muerte de Anastacio para considerar los lamentos, los gritos de quien está sometido y pide clemencia? Los seres humanos tenemos derecho a morir de manera digna. Anastacio no muere así, muere por razones ajenas, heredadas, por un destino maldito de este lado. Incluso si todos los agentes se condenaran a muerte, esas muertes serían más dignas que las de Anastacio.
Una mala jugada, una superioridad mal entendida, una mentada de madre a la humanidad, un pequeño error para los políticos, un golpe bajo para quienes vemos el video con indignación y coraje, así fue la muerte de Anastacio.
¿Qué debemos hacer? ¿"Alzar la voz", como lo han hecho los gobernadores fronterizos, que sólo "exhortan" y "expresan su indignación"; "condenar", como lo hace el presidente Calderón desde Sudáfrica; salirse por la tangente como lo hace la Cancillería mexicana que se toma el tiempo en justificar, a través de un boletín absurdo, el viaje de Calderón; salir a las calles y escribir con letra bonita "no más violencia"; entrevistar a los representantes de los derechos humanos; realizar un boicot ahora con todo Estados Unidos; escribir en un blog y difundir los videos del momento en que muere Anastacio; poner la otra mejilla; tomar venganza?
Nada, es cierto, le regresará la vida a Anastacio; y de nada, es cierto también, servirá todo lo anterior para que la violencia cese. Pero si nada de lo anterior sirve, ¿entonces qué?
Comentarios
Uno quisiera quedarse en las palabras, no mirar el terror,no creerlo.
me gustaria reunir un grupo secreto para golpear a agentes de eeuu previamente identificados como abusadores de poder y asi dejarles un mensaje claro
alguien sabe si ya existe algun grupo de esta naturaleza ?