Anatomía de la tristeza
Todavía me considero un tipo triste. Alguna vez pensé que la tristeza era de las pocas herencias que mi madre me heredó. Ella, con música de acordeón, recuerda su pasado y lo ve tan cerca que no puede evitar el llanto. Mi madre puede ponerse triste porque hay niños que no cenarán hoy, porque imagina la vida de miles de personas cuando la lluvia arrecia o porque ha visto la tristeza ajena.
Pero hay una forma de tristeza que todavía no comprendo, una tristeza delirante. Como si cargara con la culpa de alguien más, como si tuviera una herida en la mente... Esa es la única tristeza que no comprendo. La herencia de mi madre, que bien podríamos denominar compasión exacerbada, la de contemplar el rostro caído de alguien más, con ella puedo, no tengo problemas. Pero no es tan fuerte como ésta que no termina, que no cesa, que llevo conmigo y que sigo escondiendo.
Comentarios
Como en los cuentos, una noticia buena y una mala (o tal vez no); la buena, es que es un sentimiento mucho mas comun de lo que se cree, y la mala, que ese sentimiento, no se irá . . . jamaz.
lindo pues te conosco huuu desde la sec. claro siempre has sido un exelente ser, te admiro y sigue asi de bien que bien vas