Sobre la literatura
Hoy que fui burlado por la vida, quiero escribir sobre la literatura. Chesterton dice de Kipling que también urdió malos versos (como Wordsworth) y que consignó más de una estupidez (como Platón). Leí varios cuentos de Wells, posiblemente de los hombres con mayor imaginación de todos los tiempos. Intenté leer un par de cuentos de Kipling, pero ninguno me gustó. El segundo, de casi cincuenta páginas (de las cuales me salté como 20), fue el peor. Pero recordé ese otro texto suyo que me gusta muchísimo: "El cuento más hermoso del mundo" y esa frase genial de que el escritor recibe (¿de dónde?) la fábula, pero no le está permitido conocer la moraleja. Pienso ahora en algunas líneas de Stevenson: "a solas, en su estudio, el artista debe día a día ser fiel a su ideal". Hoy que me sentí burlado en el amor, que extrañé la amistad y los buenos tiempos, que me siento cansado, lo único que sale a flote es la literatura. Me pregunto qué tan real es, qué tan importante es para mí.
Acabo de escribir un solo párrafo y ya el enojo se desvaneció. Y no tiene nada que ver la escritura automática, ni Jung, sino el hecho de pensar en la literatura, de saberme junto a las letras. Tampoco es esa versión estúpida de alejarse, salir de este mundo de "horror" y "espanto" y "donde nadie tiene espíritu". Por otro lado, hasta hace unas líneas, me dolía estar solo. Ya no importa. Con esto no quiero decir que la literatura sea una medicina para el alma (que lo puede ser, es cierto; pero no en mi caso). Tal vez con esto quiero decir que vivo la literatura. La soledad y la tristeza se desvanecen.
¿Por qué? ¿Qué significa vivir la literatura? He dicho que la frase de Stevenson vino a mí y que este texto no pretende ser una escritura automática, aunque el primer párrafo sea lo primero que me vino a la mente. Ya ni siquiera pretendo hablar de lo mal que me fue hoy, porque el olvido me está trabajando. Más bien, y ya que estoy en eso, desearía saber qué es vivir la literatura. He citado en toda mi vida una cantidad modesta de autores, pero ni siquiera ellos significan "vivir las letras". Y, si lo pensamos bien, tampoco son sus ideas. En sentido estricto, son las palabras.
Vivir la literatura, en mi caso, no es fingir ser Don Quijote, mucho menos pretender abarcar el pensamiento de Borges (más de una vez he dicho que Calvino es tan cercano a mí como Stevenson a Borges), menos la literatura completa. No quiero ni pretendo ni juego a saber la Literatura. Cada vez que leo un texto (desde hace mucho tiempo que no leo por obligación), guardo el recuerdo, ya ni siquiera las palabras, de la sensación que me deja ese texto. Así, por ejemplo, cuando vino a mí la frase de Stevenson, y en esto no hay duda, recuerdo haberla leído cuando todo iba bien. ¿Acaso este grato recuerdo difuminó la tristeza de hoy? No, no fue así. Por el contrario, pensé en la frase y me sentí aún más conmovido, sensible. Ya después recordé el contexto de mi encuentro con Stevenson.
Esto último quiere decir, pensando en Poe, que la Belleza tiene tantos rostros como cada momento de una frase recordada que no se busca. La sensación de placer grato, digámoslo así, de cuando encontré por vez primera a Stevenson, fue muy distinta a la sensación de hoy. Ambas, rostros de la Belleza. Como la moraleja, la Belleza puede traducirse en palabras, está ahí, en la fábula, en las líneas; pero no llega a descubrirse siempre, no se puede actualizar a cada momento (o no en mi caso).
Detengo mi escritura.... y regreso a la frase de Stevenson..., pero ya no me dice nada. Creo saber qué significa, la comprendo, pero no dice nada para mí. La Belleza no se busca, llega ("el arte sucede") y entonces todo se va (tal vez regrese) o ya no importe (y desaparezca).
Acabo de escribir un solo párrafo y ya el enojo se desvaneció. Y no tiene nada que ver la escritura automática, ni Jung, sino el hecho de pensar en la literatura, de saberme junto a las letras. Tampoco es esa versión estúpida de alejarse, salir de este mundo de "horror" y "espanto" y "donde nadie tiene espíritu". Por otro lado, hasta hace unas líneas, me dolía estar solo. Ya no importa. Con esto no quiero decir que la literatura sea una medicina para el alma (que lo puede ser, es cierto; pero no en mi caso). Tal vez con esto quiero decir que vivo la literatura. La soledad y la tristeza se desvanecen.
¿Por qué? ¿Qué significa vivir la literatura? He dicho que la frase de Stevenson vino a mí y que este texto no pretende ser una escritura automática, aunque el primer párrafo sea lo primero que me vino a la mente. Ya ni siquiera pretendo hablar de lo mal que me fue hoy, porque el olvido me está trabajando. Más bien, y ya que estoy en eso, desearía saber qué es vivir la literatura. He citado en toda mi vida una cantidad modesta de autores, pero ni siquiera ellos significan "vivir las letras". Y, si lo pensamos bien, tampoco son sus ideas. En sentido estricto, son las palabras.
Vivir la literatura, en mi caso, no es fingir ser Don Quijote, mucho menos pretender abarcar el pensamiento de Borges (más de una vez he dicho que Calvino es tan cercano a mí como Stevenson a Borges), menos la literatura completa. No quiero ni pretendo ni juego a saber la Literatura. Cada vez que leo un texto (desde hace mucho tiempo que no leo por obligación), guardo el recuerdo, ya ni siquiera las palabras, de la sensación que me deja ese texto. Así, por ejemplo, cuando vino a mí la frase de Stevenson, y en esto no hay duda, recuerdo haberla leído cuando todo iba bien. ¿Acaso este grato recuerdo difuminó la tristeza de hoy? No, no fue así. Por el contrario, pensé en la frase y me sentí aún más conmovido, sensible. Ya después recordé el contexto de mi encuentro con Stevenson.
Esto último quiere decir, pensando en Poe, que la Belleza tiene tantos rostros como cada momento de una frase recordada que no se busca. La sensación de placer grato, digámoslo así, de cuando encontré por vez primera a Stevenson, fue muy distinta a la sensación de hoy. Ambas, rostros de la Belleza. Como la moraleja, la Belleza puede traducirse en palabras, está ahí, en la fábula, en las líneas; pero no llega a descubrirse siempre, no se puede actualizar a cada momento (o no en mi caso).
Detengo mi escritura.... y regreso a la frase de Stevenson..., pero ya no me dice nada. Creo saber qué significa, la comprendo, pero no dice nada para mí. La Belleza no se busca, llega ("el arte sucede") y entonces todo se va (tal vez regrese) o ya no importe (y desaparezca).
Comentarios
No creo en la inmortalidad, al menos no en el sentido carnal, digamos, de la palabra. Creo, eso sí, en la inmortalidad literaria, en las ideas que prevalecen y que citamos incluso sin saber el nombre del autor. Esto no es exactamente "inmortalidad", pero creo que me resigno a pensar de esta forma en ella. Como dices, es una de sus rostros.
Leo, o al menos trato de leer desde hace varios años, porplacer. Un libro no me gusta nada y lo dejo para después, etc., etc.
No entiendo muy bien a qué te refieres cuando hablas de la aceptación y la pertenencia.
Y Chesterton habla de los Diálogos en otro sentido. No todo es vano, pero más de una página, para el inglés, son inútiles.
Gracias de nuevo. Por cierto, quién eres?