Dos notas musicales
Capricho 2, Paganini
Como los cuentos o poemas de mis autores favoritos, los caprichos de Paganini me han acompañado desde hace varios años. La relación que tengo con Bach, Stravinsky, Revueltas, por citar al azar, se parece a las amistades a distancia, sustentada con sabe en misivas de precisa sintaxis y significado genuino. Considero a Paganini (también a Chopin y Liszt) entrañable. Mi relación con la cultura italiana es de íntima amistad: Calvino, Rafael, Pavarotti, Miguel Ángel, Fellini.
Hace como cuatro años tuve el buen tino de comprarme “24 Caprices, Op. 1 for solo violin” de Nicolò Paganini (1782-1840), interpretados por Itzhak Perlman. Hace dos años, o tal vez menos, y después de frecuentar el disco innumerables veces, mientras escuchaba el capricho número 2 interpretado ya no por Perlman, sino por Vengerov cuando joven, casi niño, pensé en Poe y Stevenson y Borges y el tema del otro. Sin saber una pizca de música, creo que la genialidad del capricho número 2 está en las sombras que van saliendo al paso de las notas, como un doble, como un espía o ladrón que repite las huellas de la víctima. Ese capricho, al menos para mí, dejó de ser una pieza ilegible, de múltiples significados, que decía tanto pero a medias, y se convirtió en el “Capricho número 2 o de la otredad”. Con el tiempo he pensado que cada capricho tiene un eje temático propio, así: el 4 de la soledad, 5 de la cita, 6 del suicidio, 9 del juego con la sombra, 10 de cómo se divierte un niño, 13 del baile, 21 de la muerte, 24 de cómo seducir a una mujer.
En fin, aquí el Capricho No. 2 in B minor/h-moll/en si mineur de Paganini.
Theremin
Que yo sepa, hasta hace algunas décadas sólo las palabras podían dar vida sin previo contacto entre el creador y la criatura. Se ha dicho que el lenguaje universal es la música y generalmente está sobre el resto de las artes. Pues bien, una razón más para negar lo primero y corroborar lo segundo es la aparición del theremin en el ya lejano siglo pasado.
Aquí un video de Carolina Eyck, al parecer la mejor thereminista en estos momentos. Estuvo hace poco en el Munal, entrada gratuita.
Como los cuentos o poemas de mis autores favoritos, los caprichos de Paganini me han acompañado desde hace varios años. La relación que tengo con Bach, Stravinsky, Revueltas, por citar al azar, se parece a las amistades a distancia, sustentada con sabe en misivas de precisa sintaxis y significado genuino. Considero a Paganini (también a Chopin y Liszt) entrañable. Mi relación con la cultura italiana es de íntima amistad: Calvino, Rafael, Pavarotti, Miguel Ángel, Fellini.
Hace como cuatro años tuve el buen tino de comprarme “24 Caprices, Op. 1 for solo violin” de Nicolò Paganini (1782-1840), interpretados por Itzhak Perlman. Hace dos años, o tal vez menos, y después de frecuentar el disco innumerables veces, mientras escuchaba el capricho número 2 interpretado ya no por Perlman, sino por Vengerov cuando joven, casi niño, pensé en Poe y Stevenson y Borges y el tema del otro. Sin saber una pizca de música, creo que la genialidad del capricho número 2 está en las sombras que van saliendo al paso de las notas, como un doble, como un espía o ladrón que repite las huellas de la víctima. Ese capricho, al menos para mí, dejó de ser una pieza ilegible, de múltiples significados, que decía tanto pero a medias, y se convirtió en el “Capricho número 2 o de la otredad”. Con el tiempo he pensado que cada capricho tiene un eje temático propio, así: el 4 de la soledad, 5 de la cita, 6 del suicidio, 9 del juego con la sombra, 10 de cómo se divierte un niño, 13 del baile, 21 de la muerte, 24 de cómo seducir a una mujer.
En fin, aquí el Capricho No. 2 in B minor/h-moll/en si mineur de Paganini.
Theremin
Que yo sepa, hasta hace algunas décadas sólo las palabras podían dar vida sin previo contacto entre el creador y la criatura. Se ha dicho que el lenguaje universal es la música y generalmente está sobre el resto de las artes. Pues bien, una razón más para negar lo primero y corroborar lo segundo es la aparición del theremin en el ya lejano siglo pasado.
Aquí un video de Carolina Eyck, al parecer la mejor thereminista en estos momentos. Estuvo hace poco en el Munal, entrada gratuita.
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